
Nos despertamos sin percibir que estamos en una cama, tenemos una habitación y cosas que nos rodean que nos facilitan la vida, o la decoran. Ponemos los pies en el suelo y vamos a la ducha, abrimos el grifo y sale agua, pero ya lo damos por sentado, no hay novedad. Esas comodidades han estado ahí desde pequeños. En la cocina una nevera llena y fuera, hoy, fin de semana en verano, se escuchan ruidos de fuegos artificiales y brilla un poco el sol, con una temperatura agradable.
Y si
Sitúate en otro entorno diferente, donde la educación no es accesible, en alguna parte en la que carecéis de facilidades tanto tu familia como tú, en la que desde pequeño el peso de la realidad ha sido más fuerte que el de crecer con libertad, felicidad y tranquilidad. Puede que tuvieras que trabajar y no aprendieras nada de lo que te han enseñado en el colegio, que no te han aportado conocimientos básicos, que vivís en tal suma pobreza que la esclavitud a tu alrededor, consume los días….
Sin embargo, tenemos todas esas comodidades, apenas sin darnos cuenta, nos acostumbramos a nuestra realidad, olvidándonos de que existen muchas otras… La conciencia de esto, es lo que puede abrirnos la mente, tener presente el regalo que nos han hecho al nacer, y darnos cuenta de que en el mundo hay gente que ha carecido de esa posibilidad… Y en nuestra mente se repite una frase “Al igual que yo he tenido estos derechos y esta fortuna, ¿no me gustaría que otras personas pudieran sentir esa paz y tranquilidad?”. Sabemos que es un trabajo colectivo y difícil, que el deseo de poder mejorar la vida de gente que no ha tenido facilidades nos puede parecer casi utópico. Pero, podemos, podemos poner nuestro granito de arena y mejorar un poco cada día, con cada acción, con trabajo y dedicación, con la ayuda de todos los voluntarios y todas las ONG y organizaciones que ponen su piel y se esfuerzan en ayudar a niños, a personas como tú y como yo.
Desde Infancia Solidaria luchamos por brindarles la oportunidad a muchos niños de poder vivir con mayor tranquilidad, de poder disfrutar de su futuro. Al mismo tiempo, otros niños pueden aprender a valorar algo tan preciado como es la vida, el bienestar y la tranquilidad.
Niños que ayudan a niños.
María Bañón Goiriz- Voluntaria de Infancia Solidaria en Galicia