
Alsán llegó para tratarse de un problema urológico y estando aquí se le detectó otro nefrológico.
El primero está curado y el segundo controlado con medicamentos.
Ha vuelto a casa con su madre. Hace apenas un par de meses pensábamos que no podría hacerlo. La insuficiencia renal no se cura y la suya es severa. Así que tendrá que volver de vez en cuando a controles estrictos, y previsiblemente, en la pubertad, quedarse para recibir diálisis.
Es uno de los casos más complicados que hemos tenido.
¿Y mientras tanto? Pues resulta que le vamos a echar mucho de menos porque le queremos. Y su partida nos produce una extraña sensación agridulce.
Han sido muchas las personas que han hecho todo lo posible por su bienestar: voluntarios, profesionales, familia de acogida…y como siempre nuestro agradecimiento más sincero para cada una de ellas. Es un orgullo construir con vosotros este acto humanitario por la curación de un niño.